Con motivo de la declaración del 2015 como Año Internacional del los Suelos por parte de la FAO, se ha celebrado en el salón de actos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente una Jornada que he llevado por título “Protección y manejo de los suelos en España”.
La jornada resultó un éxito gracias al buen hacer del coordinador de la misma, el ingeniero agrónomo Javier Cano Monasterio, cuya preocupación por los suelos es verdadera y fundada técnica y teóricamente. Vaya por delante mi reconocimiento y enhorabuena.
La participación de los Catedráticos Porta, Fereres, Espejo y Martínez Azagra así como la de los regantes representados por Andrés del Campo y la administración del agua por Broncano de la Confederación del Tajo, fue completada con la participación en los coloquios por agricultores y representantes de organizaciones ecologistas.
Como se deduce de los participantes el predominio fue académico, y se atendió a los cultivos de tierras de labor y al regadío y a los problemas forestales y faltaron las empresas y consultoras que realizan proyectos y trabajos para su ejecución.
Personalmente eché de menos una atención a los problemas que se están produciendo en los suelos dedicados a prados y pastizales, que en España superan el 40 % de la superficie agraria y que sobre ellos se genera la producción ganadera extensiva, a la que se presta una atención más teórica que real.
Esta despreocupación a esta agricultura y consecuentemente por la evolución de estos suelos es fruto de dos problemas:
La definición legal de de “monte” que en síntesis monte es todo lo que no es tierra de labor, urbana lo que introduce esta superficie en el ámbito profesional de los ingenieros de montes
La presencia casi exclusiva de los veterinarios en la producción ganadera, provocando de hecho la desvinculación de los ingenieros agrónomos que salieron de la Escuela Técnica superior como especialistas en zootecnia.
Esta situación hace que los suelos de prados y pastizales no tengan una atención adecuada al tipo de vegetación que se desarrolla en ellos por falta de presencia de los agrónomos que analizando la flora espontánea y la información que nos aporta y las especies vegetales que deben de ir introduciéndose se produzca una mejora de la fertilidad de la capa vegetal y con ello una mejora en los suelos, una protección contra la erosión y un incremento de la rentabilidad de las explotaciones ganaderas y en las dehesas.
Propongo que en la próxima jornada que, tras el éxito de la celebrada, espero se produzca, se preste atención a los suelos de prados y pastizales acorde con la importancia económica a la que están llamados.