Ha tenido que llegar la pandemia del coronavirus para que una gran parte de la población haya conocido que existe una red de Mercas y valore lo que significa dicha red para garantizar que los alimentos llegan a la población con las suficientes garantías. Bueno bienvenido sea dicho conocimiento aunque lamentando el momento en que se ha producido.
Será debido a mi trayectoria profesional o porque he vivido en países en vías de desarrollo, lo cierto es que siempre he tenido muy presente la seguridad alimentaria en su doble rol de cantidad (food security) y de calidad (food safety), permitiéndome la licencia para precisar el término de utilizar la lengua inglesa.
Pienso que en los últimos tiempos cada vez que se hablaba de seguridad alimentaria en los países desarrollados se pensaba en la segunda acepción, es decir, en la seguridad o inocuidad de los alimentos, dejando la primera más para los países en vías de desarrollo donde el suministro de alimentos sigue sin estar garantizado en gran parte de éstos.
A cualquier ciudadano que se le hablara, antes de la pandemia del coronavirus, sobre la remota posibilidad de un problema de seguridad alimentaria en los países desarrollados sonreiría y te respondería que con la globalización estaba garantizado el suministro de cualquier producto alimentario y, además, con una oferta amplia de productos y a unos precios asequibles como nunca había sucedido en el pasado. Bueno, aunque pareciese obvia la respuesta, la realidad es muy tozuda y habría que responder que en un escenario normal sí pero, qué pasaría en un escenario excepcional como el actual que más que el de una guerra convencional nos recuerda al de esas pestes medievales, tan bien narradas por magníficos escritores, donde el aislamiento físico y psíquico de las víctimas nos parecía algo difícil de imaginar en nuestros días. Porque este tipo de escenario citado conlleva limitaciones de producción, transporte, acceso físico a los consumidores, cierre de fronteras, aislamiento de la población, acaparamiento…
Es en ese momento cuando los ciudadanos valoran lo que supone disponer de un suministro seguro de alimentos y que haya entidades que garanticen una regulación eficiente manteniendo todos los principios de un mercado transparente, con un control de la calidad de los alimentos y que ayude a mantener la calma de los consumidores en un momento de zozobra. Ese ha sido el caso en España y es el momento de tener presente que disponemos de una red muy potente de Mercas en España, conformada por la empresa pública Mercasa y los Ayuntamientos donde están ubicadas la 23 unidades, que con sus respectivas zonas de influencia (hinterland) cubren todo el territorio español.
Esta red comercializó más de 8 millones de toneladas de alimentos frescos en 2019, con los que se cubre una parte importante de la demanda de productos perecederos y, sobre todo, garantizan que llegan a todos los consumidores españoles. Estos productos perecederos, básicos para una dieta sana y nutritiva, son puestos a disposición del comercio minorista cada día con una garantía de calidad avalada por los servicios de inspección sanitaria y al mejor precio posible como garantiza la transparencia del mercado.
Pero me gustaría ir a los orígenes de la creación y conformación de esta red y establecer una comparación con el origen de la Política Agrícola Común de la Comunidad Económica Europea (PAC), pues aunque los objetivos iniciales eran distintos, con el devenir de los tiempos se han dirigido hacia fines convergentes. En ambos casos la seguridad alimentaria de la población ha sido y continúa siendo uno de sus objetivos más importantes.
La PAC tiene su origen en el Tratado de Roma (1957) y se puso en marcha en 1962 contando con seis países fundadores. Se estableció en una época de escasez donde había necesidad de producir para garantizar la alimentación de la población. Uno de los objetivos de esa política sigue teniendo validez hoy día como es el de garantizar una producción viable de alimentos que contribuya a alimentar la población (seguridad alimentaria). Una actualización de ese objetivo en una sociedad desarrollada sería el de garantizar un suministro fiable de alimentos saludables y nutritivos a precios asequibles.
Mercasa nació en 1966, mucho antes del ingreso de España en la antigua CEE que tuvo lugar en 1986, con unos objetivos diferentes, no tan orientados a la producción de alimentos sino a la creación de infraestructuras comerciales en el marco de garantizar el abastecimiento de la población. Así se citan los objetivos más importantes sobre el mandato encomendado a Mercasa:
- Creación de una red de mercados mayoristas y su explotación y gestión.
- Dotar a la red de unas condiciones de funcionamiento que una auténtica concurrencia, incluyendo la participación activa de los productores.
- Contribuir al mejoramiento del ciclo de comercialización de los productos alimentarios mediante:
- La consecución de un grado de mayor transparencia en el mercado
- La mejora de normalización y tipificación de las mercancías.
- El aumento de las facilidades para el desarrollo del comercio detallista
Es un hecho contrastado que la PAC y Mercasa han cumplido los objetivos encomendados y después de más de 50 años siguen teniendo vigencia, si bien han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos pero, siempre, sin olvidar uno de sus objetivos más importantes como es el de la seguridad alimentaria.
Lo que me gustaría destacar, como conclusión más importante, es que se tiene la tendencia en el mundo desarrollado a infravalorar algunos aspectos que, damos por supuesto, difícilmente se pueden presentar en un mundo tecnológicamente avanzado, como es la garantía en el suministro de alimentos.
Basta una pandemia para desatar actitudes que considerábamos que no se darían en una sociedad civilizada, como el acaparamiento, dificultad de acceso a los productos básicos, el aislamiento obligatorio de la población, etc. Es en ese momento donde entidades como la red de Mercas, que siempre ha estado presente, cobran un protagonismo vital en el que yo como profesional siempre he creído.
Autor: José Vidal Álvarez Ramos – Ingeniero Agrónomo y socio de ANIADE. Colaborador habitual de la revista Distribución y Consumo
Nota: Publicado en la web de MERCASA